martes, 24 de junio de 2014



Adelfas quietas no murmuréis más. 
Bajo el lago,  la oquedad del burbujeo 
en perfecta y seca circunferencia 
ya no es una adivinanza. 
Como no lo es 
lo que os viste nervudos 
los renuevos largos. 
Siempre imprudente el sapo 
rompe el espejo perfecto 
con su salto, 
y es que en estantes aislados 
vivimos sin asenderarnos, 
salvo que alguno quiera 
peregrinar a otra repisa 
sin atormentar algunos hábitos. 
No, 
adelfas quietas no murmuréis más. 



Nená de la Torriente