martes, 10 de junio de 2014

ESCAPAR


Escapar para ir sembrando soles, 
ningún dogal al cuello 
ningún boleto en la mano. 

Escapar para aprender a volar sin aire, 
sin amarrar las nubes con los dedos. 

Escapar para pronunciar bien alto 
cualquier nombre,  procaz,  hermoso, 
inventado,  silencioso,  latoso,  impertérrito, 
ser el dueño de las palabras que se viertan 
y que regresen a la boca. 

Escapar para ser siendo todavía 
un milagro de esta creación prodigiosa, 
no un número torcido o anguloso 
retenido en la lista de cualquier gobierno. 

Escapar por el placer de ser un prófugo, 
un fugitivo,  un apóstata de las cosas vulgares, 
las que nunca fueran intrascendentes, 
ni tan comunes,  ni tan necesarias 
y tuvimos que aceptarlas inexcusablemente.





Nená de la Torriente