Tú, humanamente.
Si esta noche apareciese la luna
te quejarías, tal vez,
por no ver la oscuridad de la noche,
tan íntima, tan cercana.
Te enojarías
si un sol rabioso
charolara tu pelo y cegase tus ojos,
tal vez,
por no sentir la lluvia
y su nube aterradora,
en algún reflejo de la ventana.
Si amaneciese pronto
el olor de tu piel desearía más sábanas,
un minuto o dos para burlar la aurora,
tal vez,
tres o cuatro para ser feliz;
si lo hiciese lento
te dolería el hurto del tiempo, tu tiempo,
canallamente.
Si llegase el amor una mañana
anhelarías tu soledad,
tan alejada de pieles
y ese silencio gris,
tal vez,
que ya invade tus huesos;
pero si no llegase nunca,
ay el amor, palabra terrible,
abrirías un litigio al Todopoderoso,
enconado siempre,
por haber descuidado
su magnánima paternidad.
Nená de la Torriente