lunes, 28 de mayo de 2018


Ayer tuve un espacio mío 
Una hoja límpida  
donde escribir tu nombre 
con trazos oscuros 

Hoy mi espacio es el mundo 
y marco un nombre en blanco 
sobre la superficie impenetrable 
de todo 
de los cuerpos la sombra y 
su opacidad distinta 

Ahora vigilo el cielo por si se rompe 
y una columna vertical desagua en lluvias 
La sorpresa de lo que ha de llegar 
sin pronunciarse 
la palabra de lo que aún no ha sido 

Ayer cargaba coloños de pareceres 
armados de tiempo 
y de convicciones 

Hoy tasco los candados y sonrío 
que no caben puertas   
por donde tú llegues 
ni tintas inexactas 
o ambiguas 
ni pliegos blanquecinos 


Nená de la Torriente