Ayer tuve un espacio mío
Una hoja límpida
donde escribir tu nombre
con trazos oscuros
Hoy mi espacio es el mundo
y marco un nombre en blanco
sobre la superficie impenetrable
de todo
de los cuerpos la sombra y
su opacidad distinta
Ahora vigilo el cielo por si se rompe
y una columna vertical desagua en lluvias
La sorpresa de lo que ha de llegar
sin pronunciarse
la palabra de lo que aún no ha sido
Ayer cargaba coloños de pareceres
armados de tiempo
y de convicciones
y de convicciones
Hoy tasco los candados y sonrío
que no caben puertas
por donde tú llegues
ni tintas inexactas
o ambiguas
ni pliegos blanquecinos
o ambiguas
ni pliegos blanquecinos
Nená de la Torriente