INELUCTABLE
Así te digo:
Ni con veinte aldabas en veinte puertas
la mañana puede llamar de seguido
a la noche.
Todo se precipita en un pulso propio,
mediodías y tardes llenas,
sátrapa caída de pautas exactas;
una línea burlona que parece más curva
que el arco de la luna en los junios eternos.
Así te pienso yo,
así yo te pienso.
Y cuéntame tú:
Cuánto te queda de viento,
de contención,
de azogado silencio,
para llegar hasta este velero helado en un instante.
Que mi corazón es pequeño,
mis manos hueras
y mi vida una fría tormenta
sin un raído sueste.
Nená de la Torriente
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