viernes, 30 de mayo de 2014

Hoy me toca despertar a la hiedra 
que en su furia dormida 
alojó al caracol. 

Me toca burlar a los vientos 
que vierten palabras 
que tuvieron sentido, 
partituras al aire 
con notas desfallecidas. 

Hoy renuevo la voz 
aislando la garganta 
porque no sólo somos cuerpos 
apresando almas, 
sino habilísimos celebrantes.

Hoy bebo lluvia y me siento charco 
con la inmensidad que quiero, 
pues mi oquedad alberga 
mil estanques 
donde colocar afonías 
y largas pausas,

cantos que se irán al fondo 
sin ninguna música, 
donde no puedan 
causarme mal. 




Nená de la Torriente

jueves, 29 de mayo de 2014



Esta punzada fatal 
no me deja alzarme 
y parecer un árbol crecido, 
ni siquiera me sostengo 
como matojo indefinido 
asilado en el ramaje 
de cualquier espesura. 

¿Mi nombre? 

Unas letras esparcidas 
sobre la nieve hirviendo, 
que volverán a derramarse 
para dejar de zarpar.

En el piso de arriba, 
un perro ladra ronco 
de dolerse tan solo, 
y gime y se lamenta 
como cualquiera de nosotros. 

¿Su nombre? 

Importa tanto como el mío 
que ha volado 
de labio parlero a mudo, 
oyéndose amado y único 
por una boca real. 





Nená de la Torriente

miércoles, 28 de mayo de 2014

No importa...


No importa andar descalzo
en un fangal de riscos
si no has perdido la fe,
ni cubrirse con una hoja de anturio
cuando afuera truena.






No importa soñar hasta pasado mañana
aunque hayas visto
el día después,
ni esperar la palabra mágica
que sabes que tras el muro
no se la dicta asombrosa.


No importa enredar los dedos en lana
aun sabiendo que la hebra jamás se hará
de pelo,
ni dejar que el viento te recorra por dentro
en busca de cualquier nube,
sea la que sea.





Nená de la Torriente


He llegado demasiado cansada 
a esta casa a oscuras. 
Sus habitantes no comprenden 
que la ternura no da billete más 
que a la ternura,  y 
no pretende burlar a la luna 
con todas sus noches. 
Yo no pido vivir bajo  la palabra, 
ella me cobija, 
sabrá con qué motivo, 
aunque le asalto en cada letra 
porque mi corazón aún late, 
y reniega de ser una piedra dormida 
en cualquier tundra. 
No llegué hasta aquí para vender ceremonias, 
ni para convencer con el abrazo 
al que sólo llora, 
vine para sobrevolar un espacio sin rubores 
donde habitan de la mano 
sueños y realidades. 
He llegado hasta aquí sin sostener esquinas, 
volcando anaqueles de un presente 
que prometió celebrarse, 
pero yo le he visto hacerse futuro, 
poco a poco, 
y asumo el poder que pueda ejercer 
sobre los huracanes. 





Nená de la Torriente

martes, 27 de mayo de 2014

Ser ese pasajero 
al lado de algún extremo, 
arrimado a un vértice 
como un telón o una pared. 

Ser el que está orillado, y 
en la mesa esquinando las rodillas 
en ridículos ángulos. 

Ser el que siempre está lejos, 
convidado siempre 
pero siempre apartado, 
como ese saludo arrojado al viento. 

Ser el de la palabra a tono medio, 
un perfil,  media sonrisa,  una nariz,  
aquel que estaba allí y nos miraba, 
el anodino impertérrito. 

Ser ese acompañante gris, 
ni luminoso ni distinguido 
pero eternamente ahí, 
cuando se echa cuenta de todo
lo que sí que estaba. 






Nená de la Torriente

lunes, 26 de mayo de 2014



Comprendo todo lo que haces, 
no imaginas cómo lo comprendo. 
No temas ni sientas el pañuelo 
de tu garganta 
porque yo lo acepto 
como algo sencillo, 
una cesta de mimbre prevista 
llena de suspiros blancos. 
Serena la borrasca,  serena las voces 
que agitan las mareas, 
las olas van y vienen y las rocas 
están siempre quietas. 
No tengas miedo,  ni angustia, 
ni pesar en rincones donde la mano 
no alcanza, ni conoce. 
El cielo podrá ponerse del color más claro 
y aunque no la veas, 
la estrella más brillante seguirá allí, 
conociendo lo más hermoso de tu mente 
luminosa. 




Nená de la Torriente
OTRO LUNES

Sería como empezar un poema por el medio, 
arrasar un campamento de margaritas, 
trepar por las gotas de lluvia, 
sonreír las lágrimas, 
dejar una mano al que te roba las horas 
y volver desarticulada tras la meditación. 
¿Acaso los poemas tienen una mitad,  o 
las margaritas montan campamentos 
en los llanos o en las riberas de los ríos? 

No puedo regresar de ti como si nada, 
sujetarme una coleta y pintarme los labios 
como si fuese un lunes anodino donde mis manos 
son las de cualquier hembra que se busca el rostro. 


A este cascarón de pieles que me cubre 
no le puedo hablar sin más de los días de la semana, 
se sentaría en el suelo y me haría burla, 
pero sí puedo hablarle al montón de palabras 
que se esconden detrás de los días 
buscando respuestas a mis millones de nadas, 
y contarles que hay días que amanecen mudos 
sin razón aparente, 
y que todo no tiene un suma y sigue, 
porque la vida no siempre da una explicación. 




Nená de la Torriente

domingo, 25 de mayo de 2014




Tan semejantes somos los unos y los otros 
aunque no nos hagamos la vida benigna 
ni apetecible. 
Incomprensible es este espejo 
donde miramos nuestro contorno,  y 
nos llamamos afines o congéneres. 
Poco supondría no hundir el pasillo, 
para que el tropiezo del que camina al lado 
fuese menos sencillo 
y si fuese posible improbable, 
o no inclinar la recta para que dibujase 
una escalera 
y sufriera un colapso innecesario. 
Ayudar al otro en su deambular como el tuyo, 
segarle lo abstruso,  lo peligroso,  lo áspero 
o lo penoso, 
pensarle como tú, 
con tus mismas cruces, 
con el mismo peso de tus lágrimas. 
Parece mentira que tengamos un hígado enorme 
entre un kilo trescientos y un kilo y medio, 
un intestino de siete metros, 
un páncreas de quince centímetros 
y una sola boca pequeñita 
capaz de decirnos cosas inadmisibles. 
Absurdos sufrimientos, 
males y punzadas con absoluta indiferencia 
que desertan de nuestra propia condición. 
Con lo natural que sería 
hacernos la vida más fácil… 




Nená de la Torriente

viernes, 23 de mayo de 2014

SACHA

A tu alcance, 
encima de la madera 
del balancín, 
al final del índice que 
señala el cielo, 
en la punta de tu nariz. 
En la comba, 
en el dulce que combate 
la embestida de tu lengua, 
aquí de cerca, 
donde el cristal del vaso 
junta el agua con tu boca. 
A tu alcance, 
como un segundo agarra a otro 
y debajo de la lluvia, 
un paraguas, 
así como contiguo a la -s escribo –i, 
cuando me preguntas 
de mí contigo. 
A tu alcance 
como caracol 
en tapia de helechos, 
concha sobre arena 
de playa barrida,
beso dado,
alga quieta.
A tu alcance, 
blanco en el ojo 
y en la luna, 
pañuelo blanco, 
blancas olas como velos blancos, 
nube suspendida 
de ola blanca, 
abrazo dulce. 




Nená de la Torriente

miércoles, 21 de mayo de 2014


Apenas sí jugamos 
porque eres demasiado realista. 
Te viertes como el café de las tazas 
en las mañanas frías 
cuando la fe se ausenta. 
No son las estaciones 
lo mismo que los trenes 
y debes correr todavía, 
pero eres indolente y te cuesta sonreír. 
Siempre es Siempre todavía 
y ser un poeta requiere un NO 
enorme a ser avasallado, 
o reducido en tu yacija de retahílas. 
No te sometas a los colores 
de una sola pupila, 
muestra que la libertad empieza 
en un par de fonemas y se abre paso 
a mordiscos en un mundo distinto, 
y aprieta mi mano,  su mano, 
la de tantos que estamos contigo, 
y distínguenos por no haber sido   
nunca  una entelequia. 



Nená de la Torriente

lunes, 19 de mayo de 2014

-Para ti-

Me nacieron dos manos encima de las mías, 
no supe qué decir. 
Pensé que las palabras eran las reinas 
del mundo 
y descubrí la gran mentira. 
Me topé con las caricias,  con los besos, 
con los abrazos tiernos, 
con miradas de intensos parlamentos, 
con silencios señeros,  de puertas transparentes. 


Qué construía entonces 
en aquella pizarra blanca de letras. 

Conceptos abiertos, 
un puñado de irremediables puntos suspensivos. 
Supe entonces que debía esforzarme 
muchísimo más. 






Nená de la Torriente

domingo, 18 de mayo de 2014



En este paraguas caben 
los que aún creen en la magia. 
El embrujo de emerger en un mar 
de espumas,  burbuja inocente, 
cuando el cielo descarga su tormenta. 
No conduce ni encauza un único 
pensamiento, 
ascienden con ángulos traviesos 
aquellas ganas de vivir despreocupadas, 
donde un pedazo de pan duro 
es un barco que devorarán los peces, 
o los cuatro brazos cruzados 
formarán el trono más real que existe.            
Si la fascinación desaparece, 
se acaban los juegos, 
enmudecen las risas 
o se desgajan las ganas de seguir haciendo 
barcos de papel y 
castillos con esas tormentas 
de lo contrariado. 
Y así,  
quién va a poder andar sobre 
las olas, 
y quién sabrá cubrirse de las tempestades 
sin no parecer un ruinoso 
condenado a hundirse bajo las aguas. 




Nená de la Torriente

sábado, 17 de mayo de 2014

-Y el verso me dio su queja-

Sé que me mudas, 
me subrayas,  me tachas, 
esclareces,  dibujas, 
marcas los cantos y las fuentes 
de todos los poemas. 
Sé que abres las cortinas 
y aireas las estancias, 
para que escapen las vocales 
gritonas hasta la plaza 
y regresen colmadas de voces. 
Sé que ni dormida me dejas 
descansar del nacimiento 
de este despertar de nuevos versos, 
y no es que me enoje, 
pero agotas mi resuello y el destilar 
de las aguas, 
y cada día parece más transparente. 
Sé que me necesitas y te aferras 
a los hilos de las letras 
como marionetas vivas, 
y quieres contar,  y llegar más allá 
de donde la palabra puede, 
pero no siempre le dices dónde 
ha de ir y se queda dormida 
a pie de cualquier coma. 
Así que déjame descansar un poco 
en la estantería 
junto a mi familia numerosa, 
o tal vez dormitar un rato en tu mesilla 
aunque no apagues la luz 
y ni siquiera sueltes tu incansable lapicero.





Nená de la Torriente

Hay en la esquina de la voz 
un misterio recogido 
que sabe de gaviotas 
sobre mares tempestuosos, 
lejos de la costa, 
oculto de los barcos de vela, 
cunas blancas sobre las olas. 
Un recato travieso 
que viene a no contar 
lo que anhelas, 
el sueño que has de construirte solo, 
porque irremediablemente 
es sólo tuyo. 
Lleva precinto y contraste 
de todas las palabras secretas, 
las furtivas e insondables que se asoman 
por las ventanas de tus ojos 
para ocultarse tras su brillo. 
Existe en la esquina de la voz 
un misterio que ni enhebrando dichos, 
uno detrás de otro, 
bebido,  embriagado,  alegre,  o 
a caso abstemio, 
sabe descubrirse ante los otros. 




Nená de la Torriente

viernes, 16 de mayo de 2014

Cuando no me quedan ganas...

Cuando no me quedan ganas 
de atrapar la mariposa 
en este mundo de demonios, 
no me enfado. 



Dejo caer las manos encima 
del regazo pidiendo árnica, 
tal vez espere en el fondo 
una voz ligeramente tierna, 
un roce de aire frío, 
o ese enorme suspiro 
que me abra el pecho 
como una enorme sandía. 



No pretendo ser dueña de todo 
lo que me sucede, 
ni entenderme hasta el punto y coma.



Tampoco ato a la fiera que llevo 
entre las rayas de mi vestido, 
ni me hago mapas para cada mañana. 



Fluyo como las gotas de una lluvia 
que cae cuando le viene en peso, 
unas veces mansa, 
otras veces más violenta. 



No sé escapar de la seca por 
no tener verdes, 
sé esperar como quien no aguarda, 
porque los días son como los dedos 
que acarician las hojas,



de tan intensos se confunden 
con aquellas pardas, 
y ellas no entienden eso
de arrojarse en brazos de las horas. 





Nená de la Torriente