miércoles, 28 de mayo de 2014



He llegado demasiado cansada 
a esta casa a oscuras. 
Sus habitantes no comprenden 
que la ternura no da billete más 
que a la ternura,  y 
no pretende burlar a la luna 
con todas sus noches. 
Yo no pido vivir bajo  la palabra, 
ella me cobija, 
sabrá con qué motivo, 
aunque le asalto en cada letra 
porque mi corazón aún late, 
y reniega de ser una piedra dormida 
en cualquier tundra. 
No llegué hasta aquí para vender ceremonias, 
ni para convencer con el abrazo 
al que sólo llora, 
vine para sobrevolar un espacio sin rubores 
donde habitan de la mano 
sueños y realidades. 
He llegado hasta aquí sin sostener esquinas, 
volcando anaqueles de un presente 
que prometió celebrarse, 
pero yo le he visto hacerse futuro, 
poco a poco, 
y asumo el poder que pueda ejercer 
sobre los huracanes. 





Nená de la Torriente