viernes, 9 de mayo de 2014

Porque yo te quiero, 
repaso la línea de las aceras 
por si encuentro tu sombra, 
o pedacitos de voz pegados 
al suelo,  no vayan a perderse 
como se pierden las hojas 
en los sumideros. 

Adivino tus dedos tapando el sol, 
aunque me digan cien veces 
que son manchas solares 
eso que veo, 
pero yo puedo dibujar 
tus manos ancladas en él 
jugando a empujarlo con el dedo. 

Hasta cuando cierro los ojos 
me sobresalto, 
porque te siento rozándome el pelo, 
provocando olas que inundan el dique 
del mentón,  o 
el puerto pálido  
de mi cubierta testa. 





Nená de la Torriente