Si
supiera cómo cubrir
los
agujeros que he cavado,
cómo
callar los gritos
que
tan alto se han alzado,
lo
haría.
Si
conociera la fórmula
para
activar la memoria de amor
que
él ha perdido,
y
borrar el drama
de
aquella edad de alfileteros,
la
airearía.
Si
tuviese el don de la clarividencia
y
en la mano derecha el futuro,
no
dejaría que nadie sintiera miedo.
Si
fuese capaz de amar a mi enemigo
tanto
como él me odia,
tal
vez podría llegar a un pacto
con
mis propias verdades.
Si
consiguiera transportar el cariño
tan
lejos como el mundo se extiende, y
arrancarle
a la palabra el cartón que la limita,
tendría
mucho más sentido
todo lo que he escrito y
todo lo que escribo.
Y aún así intento hallar esa fórmula,
cubrir los agujeros, callar los gritos,
entender el miedo y a mi enemigo,
dar todo el cariño que tengo
y escribir con los ojos cerrados
si eso libra a la palabra de su corsé
de entumecimientos.
Nená de la Torriente