martes, 6 de mayo de 2014

Si supiera cómo cubrir 
los agujeros que he cavado, 
cómo callar los gritos 
que tan alto se han alzado, 
lo haría. 
Si conociera la fórmula 
para activar la memoria de amor 
que él ha perdido, 
y borrar el drama 
de aquella edad de alfileteros, 
la airearía. 


Si tuviese el don de la clarividencia 
y en la mano derecha el futuro, 
no dejaría que nadie sintiera miedo. 
Si fuese capaz de amar a mi enemigo 
tanto como él me odia, 
tal vez podría llegar a un pacto 
con mis propias verdades. 
Si consiguiera transportar el cariño 
tan lejos como el mundo se extiende,  y 
arrancarle a la palabra el cartón que la limita, 
tendría mucho más sentido 
todo lo que he escrito y
todo lo que escribo.
Y aún así intento hallar esa fórmula, 
cubrir los agujeros,  callar los gritos, 
entender el miedo y a mi enemigo, 
dar todo el cariño que tengo 
y escribir con los ojos cerrados 
si eso libra a la palabra de su corsé 
de entumecimientos. 





Nená de la Torriente