martes, 6 de mayo de 2014

(…)


Suelo hacerme a la idea 
de que el verde crece en todas partes, 
y que el mar con todas sus olas 
viene sonando cada mañana 
entre el sonido de tantos zapatos. 
Al pensarlo así no dejo de sonreír. 
Veo el prado en la arena, 
en el asfalto,  y 
escucho el oleaje 
en los pasillos del metro 
y en las grandes avenidas. 
Otros toman el té 
en sus tacitas nacaradas, 
algunos mate,  y los hay 
que una copa de brandy 
a esa hora tonta de la tarde 
en que todo parece suspendido. 
Luego dicen que el ser humano 
vive en una enorme bolera 
siempre expuesto a ser derribado. 
Tonterías. 
No sabe el mundo con quien 
se la juega… 




Nená de la Torriente