Alguna
vez fue piedra
alguna
vez arena.
Alguna
vez fue el río del tiempo
de
otra gente, y
recorrió
memorias
de
gozo y sinsabores,
guardándolas
en los pliegues
de
su rizo y de su escote.
Alguna
vez fue amada,
alguna
vez maldecida.
Alguna
vez fue la manzana mordida
del
adolescente,
y
saboreó la sábana, la dulce
amanecida,
dejándola
dormida
en
el secreto de sus canas.
Alguna
vez fue la vida,
alguna
vez la muerte.
Alguna
vez fue la carta librada
al loco que
se pierde,
y regresó añoranzas
de
niñez al que blasfema,
para
sostener lo que sobrevive
por
encima de la nieve.
Nená de la Torriente