jueves, 8 de mayo de 2014



Sigue silbando. 

En todas las ciudades hay acantilados 
y puentes y arroyos y mantos 
o calas,  como prefieras, 
sólo hay que imaginarlos, 
en las esquinas sombrías o soleadas 
de los edificios, 
desnudas de tiempo y vestidas 
de caricias. 

Sigue silbando. 

No peses el amor,  no le cuestiones, 
no bucees en su definición,  si antes 
fue,  si ahora, 
si tal vez su tesis,  si su axioma. 

Sigue silbando. 

Toma de aquí,  de esto,  eso,  todo, 
mastícalo despreocupadamente, 
no digas no,  si di quizá,  a lo mejor, 
posiblemente, 

y sonríe, 
y besa, 
y suspira
hasta dejar de respirar. 






Nená de la Torriente