-Para ti-
Me
nacieron dos manos encima de las mías,
no
supe qué decir.
Pensé
que las palabras eran las reinas
del
mundo
y
descubrí la gran mentira.
Me
topé con las caricias, con los besos,
con
los abrazos tiernos,
con
miradas de intensos parlamentos,
con
silencios señeros, de puertas transparentes.
Qué
construía entonces
en
aquella pizarra blanca de letras.
Conceptos
abiertos,
un
puñado de irremediables puntos suspensivos.
Supe entonces que debía esforzarme
muchísimo
más.
Nená de la Torriente