Comprendo
todo lo que haces,
no
imaginas cómo lo comprendo.
No
temas ni sientas el pañuelo
de
tu garganta
porque
yo lo acepto
como
algo sencillo,
una
cesta de mimbre prevista
llena
de suspiros blancos.
Serena
la borrasca, serena las voces
que
agitan las mareas,
las
olas van y vienen y las rocas
están
siempre quietas.
No
tengas miedo, ni angustia,
ni
pesar en rincones donde la mano
no
alcanza, ni conoce.
El
cielo podrá ponerse del color más claro
y
aunque no la veas,
la
estrella más brillante seguirá allí,
conociendo
lo más hermoso de tu mente
luminosa.
Nená
de la Torriente