viernes, 30 de mayo de 2014

Hoy me toca despertar a la hiedra 
que en su furia dormida 
alojó al caracol. 

Me toca burlar a los vientos 
que vierten palabras 
que tuvieron sentido, 
partituras al aire 
con notas desfallecidas. 

Hoy renuevo la voz 
aislando la garganta 
porque no sólo somos cuerpos 
apresando almas, 
sino habilísimos celebrantes.

Hoy bebo lluvia y me siento charco 
con la inmensidad que quiero, 
pues mi oquedad alberga 
mil estanques 
donde colocar afonías 
y largas pausas,

cantos que se irán al fondo 
sin ninguna música, 
donde no puedan 
causarme mal. 




Nená de la Torriente