Ya no importa lo que antes tanto importaba,
la primera palabra al levantarse
o la última
sobre la cofa anudada al aire.
Navegar escorados se convierte en arregosto
y hasta se nos hace caprichosa la silueta,
elegante, en medio de tanta inhiesta.
De hacia qué costa o qué bahía
ignora el alma,
como el quién empuja o se inclina
preterido a otros.
Ya no importa lo que fue otros días
deseo de fondear en aguas claras,
ni importa el recuerdo de otras playas
ni el coste de hacerse marinero.
Importa vivir,
aunque sea al viento y su capricho.
Seguir respirando.
Nená de la Torriente