domingo, 30 de septiembre de 2012


La gota golpea el cristal, 
salpica en la tierra ya oscurecida, 
hace un guiño a la menta verde 
y me susurra

¡Escribe! ¡Escribe! ¡Escribe!
¡Escribe! ¡Escribe! ¡Escribe!

Así una y otra van cayendo 
sacudiendo los cristales 
a voces,  como niños rebeldes 
saliendo de los patios. 

“Dónde vas marinerito sin velero, 
que este mar no te conoce 
y está  fiero….” 

El cielo se desploma a pedazos, 
como una punta clava la tierra 
y borra el suelo. 
¿Dónde se lleva los tallos más pequeños 
y la perseverante semillita que la riego? 
Nacerá en otro prado, o 
en cualquier secano 
al oeste de este extremo. 
Lejos de mis ojos color pescado, 
quizá cerca de los tuyos color ojo. 
Llévame contigo aguacero y 
deja que sea semilla en otro suelo. 

Déjame ser ese verso encendido 
que libremente acabe otro. 




Nená de la Torriente
-Al amigo-



Redesayuno con la música 
que me gusta. 
Es domingo. 
La taza baila conmigo 
sin miedo a derramarse, 
sigue mi danza de ofidio. 
Un segundo,  la vida es eso, 
no le pidas más que se enoja. 




Ssssssssssssssss arrastro mi cadera 
por el aire haciendo círculos 
al ritmo de los golpes del piano 
pero el saxo tira de mi pelo. 
Aún huele a albahaca. 
Aún. 


Nená de la Torriente





Se arruga la Saintpaulia en su tiestecito malva, 
sus hojitas se duelen por tus afligidos ojos
Me dice bajito que no llores, 
que la mañana traerá nuevos colores, 
flores carmesí de corazón abierto. 
El amor de los hombres es como el pan 
que se pasa, 
unas veces se seca y se parte en mendrugos, 
pero otras se dobla 
como una varilla se contorsiona. 
No hagas caso. 
Cuando un hombre ama,  ni se seca ni se dobla, 
lucha,  siempre lucha,  en combate y refriega, 
y si no hay cruzada también guerrea 
por si la hubiera. 
Éstos no son amores,  aunque sí pan de varones, 
pero por ellos ni una lágrima,  corazón, 
de tus ojitos ni una lágrima derrames. 



Nená de la Torriente


sábado, 29 de septiembre de 2012


Tienen un no se qué 
mágico los sábados, 
como una copa de helado 
de tiramisú  hasta el mismo borde. 
Piensas ¿lo empiezo,  no lo empiezo? 
Es tan bonita su estampa,  que no 
sabes si emborronar su límite con el dedo. 
Hoy es sábado,  un sábado cualquiera 
del mes de septiembre. 
¿Has sonreído hoy? 
No llegues tarde. 
Eres tú el tiramisú de su copa. 



Nená de la Torriente

Llueve, 
llueve esperanza. 
Ojala esta lluvia rompiera el cielo 
de negros sollozos de dolor anónimo, 
de mixtura canalla de tantas cosas. 




Déjate rociar por cada gota 
que en alambre cae, 
levanta la barbilla y sonríe. 
Llama a la vida, 
a la manzana carmesí del mundo. 
Verás de tu cabello caer arroyos, 
cataratas de tus mejillas, 
se formarán pozas en tus ojos. 
Sonríe y deja que la lluvia te invada. 
Sí eres alguien, 
el tendal, 
la bandera, 
el hermoso latido, 
la carcajada, 
la lágrima tímida, 
la ansiedad,  los miedos, 
un universo generoso y febril 
ahora cuenco de las nubes. 



Nená de la Torriente

-Tesoros-




Alguien estará esperando 
en algún adoquín,  roto o entero, 
en un banco de madera o piedra, 
en un parque cualquiera 
o en un bar resguardándose 
de la lluvia. 
Alguien me mirará  a los ojos 
y sabrá que soy yo 
y nadie más,  y hasta tal vez 
que las palabras sobran. 
Nunca nos han explicado cómo 
funcionan estas cosas, 
si son al azar 
o es una chispa de mechero 
en su medida,  o algo que alberga 
una luz distinta. 
No tengo prisa. 
Tal vez no llegue nunca. 
Todavía conservo el sabor dulce 
de mil millones de estrellas 
que podrán acompañarme para siempre. 

La vida es mucho más 
que un espacio para dos. 



Nená de la Torriente

viernes, 28 de septiembre de 2012


-A mi hermana-

Con cada gesto tuyo 
el universo entero se mueve 
¿no lo sabías? 
Se deforman las esferas, 
se precipitan, 
alguna vez se rozan, 
se agita la variedad de un oscuro 
profundo que nos es ajeno; 
y aquí en este azul cambiante 
de rayos,  truenos, 
estrellas fugaces y luceros del alba, 
con cada gesto tuyo, 
aquí,  aquí mismo, 
¿no lo ves? 
un sólo movimiento tuyo
y todo cambia. 


Nená de la Torriente


Hemos vuelto a rozarnos las yemas 
sin darnos cuenta, 
no lo niegues. 
No creo en el destino, 
tampoco en ti. 





Quizá tu cielo extrañaba el mío 
y quiso darse una vuelta por estos aires, 
o fue quizá una razón de latido ambigua 
como todas las cosas. 
Todo lo que nace del trueno 
no lleva necesariamente al rayo, 
pero si a un repique extraño de sonidos oblicuos. 
Tú me recuerdas –a ratos cortos- 
y yo te recuerdo –a mis ratos-, 
como los amigos que pudieron ser 
y no pudieron,  o pudiendo no quisieron. 
Creo que nunca dejamos de ser unos necios. 
Anda, dame un beso. 


Nená de la Torriente

-¿Quién eres tú? No importa-

Mídeme palmo a palmo 
como yo te mido,  con la voracidad 
de las fieras. 
Aquí,  allí no te detengas, 
deja que recupere la memoria, 
como ahora,  así,  sigue. 
La velocidad no existe, ni el tiempo, 
ni el margen del cuerpo y su extensión 
dudosa. 
El roce no es reyerta es continuo pellizco 
de hambre,  de mordisco codicioso. 
Suspendida la lengua,  la llama es una pira 
en su misterio ¿qué hay debajo? 
No preguntes. 
Acorrala mis piernas. 


Nená de la Torriente

RECORTES (Idea original de Antonio Díez)



Hay mil maneras de reclamar, 
reprobar,  rebelarse. 
Acércate,  seremos a callar unos miles, 
que no hace falta quemar contenedores 
para que sepan que estamos enojados. 
¿Dónde están? ¿En qué comisaría?  
Sentémonos cerca y quedémonos allí 
para que de algún modo se sientan arropados. 
No tenemos nada. 
Estamos sin blanca. 
El pueblo está cansado. 
El IVA nos fríe. 
El trabajo es cada vez más una utopía 
y el que lo tiene le van racaneando el estipendio. 
Sí,  estamos enfadados. 
Por cada manifestación que montamos 
con destrozos,  empujones y desmadres, 
sacan las fuerzas policiales, 
helicópteros sobrevuelan Madrid cada diez minutos 
¿cuánto creéis que vale eso? 
Al menos unos cuantos recortes del ala, 
porque ahora ya no se habla en euros. 
No te digo que no te quejes,  que no salgas, 
que no hagas,  sino que lo hagas con cabeza, 
que mi bolsillo y el tuyo está tiritando. 
¿Qué crees que tú no lo pagas? 


-y ya sé que esto
no tiene porqué gustarte-



Nená de la Torriente

jueves, 27 de septiembre de 2012


Sazona la nube con polvo de anís, 
volará hasta un sur de sonrisa abierta 
que llora a solas. 
Sazona la tierra seca con albahaca, 
para que hasta el mismo hueso 
le ate al aroma. 
Sazona la hierba húmeda,  de cielo gris, 
con pimentón bien picante, 
para que se vuelva ociosa y bullanguera. 



Así de sur a norte no habrá voces que se distingan 
ni lágrimas que se derramen solas. 



Nená de la Torriente


-Me siento bien y lo comparto.
No sé si porque ayer conocí a personas
que como yo gustan del abrazo,  o porque me llevé
una buena tanda de apretadísimos encuentros-








Libre disposición del alma que se dobla 
para hacer sitio al mimo, 
que si antes se expandía golosona, 
deja entrar oxígeno en su casa por cada hueco, 
escalera,  rendija o poro. 
Aliento cálido 
de bocas entre risas, 
sin que traigan el mendrugo 
fugaz de un momento. 
Porque de cada calor del segundero,  el alma aprisiona 
calorías para meses de frío, 
y más allá del puro gesto,  nos recuerda la brevedad 
de los cueros,  del color de los ojos,  de la tersura de las pieles, 
de que la vida es un puñado de alborozos y puñeteros. 

Que hoy estás,  y mañana sabe Dios. 




Nená de la Torriente


-Mundología del       Kimono-


La alegría es como tener los 
deberes hechos,  saber distinguir 
lo que haces bien sin tener en cuenta 
cómo te hacen sentir los demás. 




No niego que a veces te hacen  sentir 
como una gran caca,  pero nunca te eches 
la culpa,  esos son los deberes de otros. 
Tus ramas se van despejando hacia un azul, 
abriéndose paso a solas con sus propios guiños 
y el parpadeo fugaz de amables anónimos 
-sí,  siempre has sabido que estamos solos- 
No vayas a temer su crecida 
ausente de tantas cosas 
que creíste indispensables. 
Irremplazable es tu leño, 
llegado de una costa u otra, 
evaluado,  querido,  considerado. 
Los demás,  los otros,  aquellos: 

Bien, gracias.




Nená  de la Torriente

miércoles, 26 de septiembre de 2012

-Esto es lo que pasa-


Uno no sabe cómo lo ven 
hasta que no lee o escucha atentamente, 
y tiene que bajarse del caballo despacio, 
casi avergonzado,  por haber trepado 
a una altura temeraria. 
Tienen que decirte que no estoy 
para que no sigas estando, 
o que ya me fui para que no vuelvas. 
Que dejes de esperar margaritas en tierra baldía, 
porque los huesos no admiten más hueso, 
¡antes sí, que había carne! 
Curiosa es la vida que vira y siempre te dice 
callando. 


Nená de la Torriente

Hay maneras,  deslizar el pie 
por el charco como una lengua 
que lame,  o saltarlo a la pata coja 
como un colegial casi prudente, 
o aquel que pisa el mismo centro 
esperando sentir sus gotas. 


Hay maneras,  rozar el labio 
a pachas esperando el latido preciso, 
besar el labio sin más, 
con la sensatez del amigo, 
y besar el labio esperando 
que te dinamite el goce por dentro. 
Hay maneras,  chocar la mano con blandura 
como quien no sabe ni te espera, 
o con el final justo de los dedos, 
temeroso de tu presencia, 
y el que de pulgar a pulgar hunde su palma 
con fuerza,  seguro de su saludo. 

Siempre hay maneras. 



Nená de la Torriente


Nada va a darme alas para llegar hasta ti. 
Pluma a pluma fui arrancándomelas todas
-Ya sabes que lo mío no son las aves 
con esos picos y esos ojos torvos- 
Si ha de ser así, sea. 
Nunca se ha combatido por este corazón 
que late a ritmos cubanos,  cántabros, 
insulares,  peninsulares, chamberileros, 
y he puesto un cartel de 
 ‘si tiene a bien corra usted por mí‘ 
Aunque sé que a esta altura de película 
a punto están de salir los títulos de crédito. 
¿Esperanza?  Ninguna. 
La necesidad también es escasa,  de ahí 
que no ande removiéndome el cabello con los dedos 
como en tiempos pretéritos. 




Nená de la Torriente

Quién no quiere ser querido, 
arropado, 
mimado en su intimidad más débil, 
en el pliegue desierto de la loma 
del cuidado de la nube. 
Quién en la gravedad del oscuro paisaje 
de su pupila,  no anhela la luz de un roce 
por minúsculo que sea,  la voz tibia 
que de paso le lleve a la orilla sin nombre. 



No me llores. 
No me llores. 
Que las flores no son flores sin tu nombre, 
ni estos dedos los siento extremos 
sin los tuyos. 


Nená de la Torriente

martes, 25 de septiembre de 2012

-Las ilusiones-




Las naturalezas tienen un peso distinto. 
‘Pon en una lista tus deseos’. 
Unos pondrán voluntades interminables, 
otros pensarán,  pensarán 
pero dejarán su lista muda,  ausente. 
Las ilusiones,  los antojos,  los caprichos, 
las esperas,  son estados de ventura   
tan volátiles que no se quedan en todos, 
ni anidan siempre en todas las estaciones. 
Algunos porque creen que lo tienen todo, 
otros porque dejaron de aguardar alguna suerte. 
No me seduce nada. 
No quiero nada. 
Nada espero. 
Imaginad una carta así a sus Majestades 
los  Reyes Magos de Oriente. 


Nená de la Torriente

No hay mayor conquista 
que la de tu propio corazón. 
Podrán decirnos que con nuestras dos manos ocuparemos 
la tierra,  y un poco más allá  la casa, 
un huerto,  el fuego,  la armonía del tiempo. 
El difícil y complicado corazón del ser que se quiere, 
raptado a volandas o cautivado lentamente. 
El control  de pulso,  del jadeo,  incluso el de la voluntad. 
Ocuparemos las medidas,  invadiremos los sueños 
con deseos presentes y ocultos,  con piezas cotidianas; 
pero no podremos someter nuestro 
propio sentimiento 
porque siempre nos derroca,
mucho antes de que podamos exiliarlo.



Nená de la Torriente