Alguien
estará esperando
en
algún adoquín, roto o entero,
en
un banco de madera o piedra,
en
un parque cualquiera
o
en un bar resguardándose
de
la lluvia.
Alguien
me mirará a los ojos
y
sabrá que soy yo
y
nadie más, y hasta tal vez
que
las palabras sobran.
Nunca
nos han explicado cómo
funcionan
estas cosas,
si
son al azar
o
es una chispa de mechero
en
su medida, o algo que alberga
una
luz distinta.
No
tengo prisa.
Tal
vez no llegue nunca.
Todavía
conservo el sabor dulce
de
mil millones de estrellas
que
podrán acompañarme para siempre.
La
vida es mucho más
que
un espacio para dos.
Nená de la
Torriente