viernes, 21 de septiembre de 2012



Así nos va, 
mirando la espalda al inmediato 
que suele ser el adversario,  el hostil, 
el discrepante,  y 
debería  de ser el amigo. 
Que tendríamos que ser su semejante. 




Que deberíamos dividir nuestro pan, 
que compartir nuestras alegrías, 
que mostrarle nuestras heridas,  y 
sólo es un  rival. 
Le queremos lo más lejos posible. 
Al enemigo ni agua,  de pan ni hablemos. 
¿Darle alegrías?  ¿Estamos locos? 
De mostrarle algo,  ni una debilidad. 
Así nos va. 
Islas,  isletas,  cayos,  atolones,  islotes. 
Somos  ‘Crusoes’,   jugando a un parchís 
en blanco y negro. 



Nená de la Torriente