sábado, 1 de septiembre de 2012


Vendo mi hospicio de almas 
de meses y años pasados. 
Lo vendo porque ya no me caben tantas 
y no puedo parar de recogerlas. 

Empecé con el alma de una hormiga, 
pequeña y peleona,  siguió una margarita, 
una amapola,  una planta de cicuta, 
un desdeñado minino,  tres perros, 
cuarenta plantas de albahaca, 
cien corazones perdidos; 
todos atrapados en mi retina, 
esa que siempre tiene sueño. 

Cuando alguien se la quede 
le regalaré una caja de pastas de hojaldre 
y un bizcocho de chocolate blanco con 
zanahoria 
–que aunque suene raro 
me sale muy rico- 
Podré volver a mirar el horizonte 
sin portar nada ni a nadie, 
con la barbilla bien alta 
y la mirada despejada y mía. 



Nená de la Torriente

2 comentarios:

  1. Sólo sentiré lo afortunada que he sido, que hayan querido anidar en mí por un tiempo -sea el que sea-.
    Besote,

    Nená

    ResponderEliminar

Háblame