Llueve,
llueve
esperanza.
Ojala
esta lluvia rompiera el cielo
de
negros sollozos de dolor anónimo,
de
mixtura canalla de tantas cosas.
Déjate
rociar por cada gota
que
en alambre cae,
levanta
la barbilla y sonríe.
Llama
a la vida,
a
la manzana carmesí del mundo.
Verás
de tu cabello caer arroyos,
cataratas
de tus mejillas,
se
formarán pozas en tus ojos.
Sonríe
y deja que la lluvia te invada.
Sí
eres alguien,
el
tendal,
la
bandera,
el
hermoso latido,
la
carcajada,
la
lágrima tímida,
la ansiedad, los miedos,
un
universo generoso y febril
ahora
cuenco de las nubes.
Nená de la
Torriente