Detrás
del tiempo no queda tiempo,
sólo
un vacío de huesos que dejaron
de
ser blancos.
El
olor, irrespirable, azulea el reflejo
de
todas las cosas perdidas
que
pasan delante de nuestros ojos.
No
nos duele, nos asusta encontrarnos
entre
lo perdido, y no saber
cómo
llamarnos.
¡Nosotros
que tuvimos un lugar y
un
espacio en el tiempo!
¡Nosotros
que creímos amar y ser amados!
N
o s o t r o s,
¡nos
quedamos sin tiempo y ahora
en
la tenue sin luz del vacío,
qué
balance, qué cómputo nos queda!
Nená de la Torriente