sábado, 15 de septiembre de 2012

-Fábula de sábado-


Dicen que alguien pensó 
que una vez quiso a una mujer sencilla, 
pero viéndola tan sencilla 
intuyó que su atlas estaba doblado,
no con un doblez,
sino con tantos como un delicado 
pañuelo guardado en su bolsillo. 




Dicen que hubo días que anduvo 
siguiéndola,  escondido, 
a hurtadillas,  como un lobo 
que rastrea lo que desea. 
Y tanto buscó sus huellas que se 
enamoró de sí mismo, 
hasta verse como la raíz de la  
más hermosa sabina,
y destilar sus hojas 
hasta lograr la mejor ginebra. 
Dicen que alguien dijo que una vez, 
una mujer sencilla consiguió 
sin querer,  apenas sin darse cuenta, 
que un hombre sencillo se amase con locura 
como nunca nadie se había amado. 



Nená de la Torriente