Refléjame
en tu cintura
como
una nostalgia
de
aquellas cosas halladas
a
destiempo.
Rodearé
tu contorno hasta
anidar
en tu ombligo,
osadamente, como eran antes
aquellas
verbenas al atardecer.
Échame
de menos, mucho,
como
el sol echa de menos
encontrarse
con la luna por
un
instante.
Busca
ese roce cómplice,
casi
a oscuras, que ilumine tu cielo
de
bengalas, postas, luminarias,
y
te puedas ver en mis ojos
como
el único ser humano
capaz de abarcarme.
Nená de la Torriente