sábado, 8 de septiembre de 2012




Ven y bebe conmigo,  tú y tú, 
y aquella chica morena escondida 
detrás de las rocas. 
Hagamos una fiesta porque no 
tenemos nada que celebrar. 
Saltemos sobre la arena, sobre la hierba, 
sobre la cama aún deshecha. 
Seamos pluma,  acero o llanto; 
quizá mejor la sonrisa, 
termina quedándose a vivir contigo 
si la sostienes un rato. 
Juguemos,  riamos un 
sábado cualquiera,  porque es sábado, 
como podía ser domingo, 
y tenemos ojos y corazón,  y un cerebro 
encendido a ratos, 
y cuando nos quedamos a solas 
no dejamos de hablar, 
aunque sea en un parlamento vacío 
o en el mutismo más cauteloso, 
tal vez pensando en el planeta,  o tú 
en alguien muy especial. 



 Nená de la Torriente

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