Él
sabe lo que creo,
yo
sé lo que él entiende,
nosotros
pensamos que esto
es
un desastre,
vosotros
consideráis que esto
es
una condena.
Todos
conocemos la agónica
perspectiva.
Lo
que desconocemos
es
la propia capacidad de resistencia.
Hasta
qué punto la piel se estira
o
se estiran los huesos,
la
rabia se estira
o
se estira la lógica,
el
sentido común
o
el aguante,
el
civismo, la cortesía.
Cuánto
resiste el hambre,
el
miedo a salir a solas.
Qué
supone resistir,
será
soportar la embestida
o
gritar y lanzar cacerolas,
o
tal vez esperar a que todo dinamite.
Qué
más tendrían que recortar
para
desestabilizar el mundo
que
conocemos como nuestro.
Nená de la Torriente