-Tía
Né-
Recuerdo
a mi tía abuela Renée
dándome
la mano.
Pensaba
que eso de tíos abuelos
y
primos segundos, sólo existía
en
aquel lugar.
Renée
era maravillosa, grandona,
siempre
dulce y reservada,
un
amigo que jamás iba a abandonarte.
Era
rubia y sus ojos eran más azules
que
el cielo en los días claros.
Creo
que era la persona que escuchaba
con
más atención de todas
las
que he conocido.
¿Qué
podía decir una niña a un mayor
que
tuviera tanta importancia?
Para
Renée, todo.
Después
supe que su vida no había sido
nada
aburrida, pero no llegaron
a
contármela entera.
Cada
vez que un tío o una tía me abrazaba,
iba
corriendo hasta ella y le decía al oído:
‘Né, a ti te quiero infinitamente infinito’,
y
ella sonreía, siempre sonreía.
Nená de la
Torriente