martes, 18 de septiembre de 2012


-Tía Né-

Recuerdo a mi tía abuela Renée 
dándome la mano. 
Pensaba que eso de tíos abuelos 
y primos segundos,  sólo existía 
en aquel lugar. 




Renée era maravillosa,  grandona, 
siempre dulce y reservada, 
un amigo que jamás iba a abandonarte. 
Era rubia y sus ojos eran más azules 
que el cielo en los días claros. 
Creo que era la persona que escuchaba 
con más atención de todas 
las que he conocido. 
¿Qué podía decir una niña a un mayor 
que tuviera tanta importancia? 
Para Renée,  todo. 
Después supe que su vida no había sido 
nada aburrida,  pero no llegaron 
a contármela entera. 
Cada vez que un tío o una tía me abrazaba, 
iba corriendo hasta ella y le decía al oído: 
‘Né,  a ti te quiero infinitamente infinito’, 
y ella sonreía,  siempre sonreía. 



Nená de la Torriente