Hay
mil maneras de reclamar,
reprobar, rebelarse.
Acércate, seremos a callar unos miles,
que
no hace falta quemar contenedores
para
que sepan que estamos enojados.
¿Dónde
están? ¿En qué comisaría?
Sentémonos
cerca y quedémonos allí
para
que de algún modo se sientan arropados.
No
tenemos nada.
Estamos
sin blanca.
El
pueblo está cansado.
El IVA nos fríe.
El
trabajo es cada vez más una utopía
y
el que lo tiene le van racaneando el estipendio.
Sí, estamos enfadados.
Por
cada manifestación que montamos
con
destrozos, empujones y desmadres,
sacan
las fuerzas policiales,
helicópteros
sobrevuelan Madrid cada diez minutos
¿cuánto
creéis que vale eso?
Al
menos unos cuantos recortes del ala,
porque
ahora ya no se habla en euros.
No
te digo que no te quejes, que no salgas,
que
no hagas, sino que lo hagas con cabeza,
que
mi bolsillo y el tuyo está tiritando.
¿Qué
crees que tú no lo pagas?
-y ya sé que esto
no tiene porqué
gustarte-
Nená de la
Torriente