Hablar
con la pared
no
es tan desafortunado,
si
lo piensas bien no protesta,
nunca
te interrumpe, ni dice
la
frase graciosa y
del
todo fuera de lugar.
Su
educación: Exquisita.
No
se le puede poner pega,
hasta
en momentos de confesión
admite
una pequeña cercanía,
y
puedes apoyar en ella tu cabeza.
Incluso, cuando hay más familiaridad
te
permite escribir encima, y construir
planos
y esquemas fantásticos
llenos
de ideas locas.
Y
cuando estás muy desolado,
puedes
dibujar a alguien parecido o no
a
ti, y sentirte un poco menos impar.
Nená de la Torriente