Sazona
la nube con polvo de anís,
volará
hasta un sur de sonrisa abierta
que
llora a solas.
Sazona
la tierra seca con albahaca,
para
que hasta el mismo hueso
le
ate al aroma.
Sazona
la hierba húmeda, de cielo gris,
con
pimentón bien picante,
para
que se vuelva ociosa y bullanguera.
Así
de sur a norte no habrá voces que se distingan
ni
lágrimas que se derramen solas.
Nená de la Torriente