domingo, 9 de septiembre de 2012


No sé quitarles los zapatos a mis versos. 
A pesar de su evidente levedad 
ellos protestan y me piden que les deje 
más espacio. 
He visto como posabas el aire de tu silueta 
en una hoja de avellano 
y me he fascinado. 
Hubiera dado cualquier cosa por tomar un 
poco de ese aliento, 
como quien coge del soplo prohibido. 
El lastre gravoso tira de los cuerpos 
como la luna levanta los océanos, 
sólo en el punto exacto de tu mano 
no existe la gravedad. 
Allí las letras ondean sin el caos de los 
que no saben dónde dirigirse, 
conocen su sitio y su espacio,  pero juegan 
sin la conciencia de estar jugando. 




Nená de la Torriente




No hay comentarios:

Publicar un comentario

Háblame