lunes, 3 de septiembre de 2012


Afortunado es el algarrobo 
al sol del mediodía, 
valiente en su oportuna sombra 
que da siesta al payés. 
Tu rédito vale lo que alcances, 
el gozo que proporciones, 
el bien que des,  tu benevolencia. 


El juicio sirve para frenar despertares 
que hasta un niño conoce 
su magnitud, 
no tomes,  no cojas, 
no chupes,  no quites, 
aquello de lo que no sabrás 
hacerte cargo, 
por eso hay tantos gatos en los soportales. 
La mirada del niño se hace de almas 
por eso nací con los ojos abiertos. 
No ha habido un segundo de antes 
-en el útero materno- 
ni de después 
-de latidos de agua- 
que no me haya 
empapado del latido de todo lo que 
se conjeturaba moviéndose, 
como lo más maravilloso 
que hubiera visto. 

Perder la capacidad de admiración 
es claudicar ante la vida, 
cerrar definitivamente los ojos. 

-A veces claudicamos un poco,
pero sólo un rato,
hasta que nos abofeteamos y
volvemos a mirar el mundo-




Nená de la Torriente

2 comentarios:

  1. es el miedo
    el que induce al juicio a frenar despertares

    ResponderEliminar
  2. Podría ser, yo le tengo casi siempre
    ocupado en otros asuntos, por eso
    no despierto nunca. Que dicho sea de paso,
    no sé qué es peor.
    Un abrazote,

    Nená

    ResponderEliminar

Háblame