Afortunado
es el algarrobo
al
sol del mediodía,
valiente
en su oportuna sombra
que
da siesta al payés.
Tu
rédito vale lo que alcances,
el
gozo que proporciones,
el
bien que des, tu benevolencia.
El
juicio sirve para frenar despertares
que
hasta un niño conoce
su
magnitud,
no
tomes, no cojas,
no
chupes, no quites,
aquello
de lo que no sabrás
hacerte
cargo,
por
eso hay tantos gatos en los soportales.
La
mirada del niño se hace de almas
por
eso nací con los ojos abiertos.
No
ha habido un segundo de antes
-en
el útero materno-
ni
de después
-de
latidos de agua-
que
no me haya
empapado
del latido de todo lo que
se
conjeturaba moviéndose,
como
lo más maravilloso
que
hubiera visto.
Perder
la capacidad de admiración
es
claudicar ante la vida,
cerrar
definitivamente los ojos.
-A veces claudicamos un
poco,
pero sólo un rato,
hasta que nos
abofeteamos y
volvemos a mirar el
mundo-
Nená de la Torriente
es el miedo
ResponderEliminarel que induce al juicio a frenar despertares
Podría ser, yo le tengo casi siempre
ResponderEliminarocupado en otros asuntos, por eso
no despierto nunca. Que dicho sea de paso,
no sé qué es peor.
Un abrazote,
Nená