sábado, 1 de septiembre de 2012


Algo tan sencillo como el bucle de una ola. 

Lo que busca el amor con el vapor del día 
es el mismo anhelo que tantea el sexo, 
el acabado mágico 
que sólo puede dar un hechizo 
en horas espigadas, 
cuando la fe ya no es prisionera de credos. 
¿Por qué todo? 
¿Por qué nada? 
¿Las sinrazones necesitan banquetes 
en bufetes separados? 
¿Quién se hace llamar cocinero o sollastre? 
No hay nada más perfecto 
que lo que no se construye, 
como una tarde acabada 
al sol de un hermoso crepúsculo. 
Amemos pues sin prisa, 
al albor de una fecha que sólo piense en querer, 
que el dará ya sobrados juicios 
para avenirse con el cuerpo, 
y ambos, 
sabrán beber de las mismas vasijas 
con idéntico apetito en los labios. 




Nená de la Torriente

2 comentarios:

  1. tu poesía me atrapa
    no sé por qué
    me fascina
    y tampoco lo sé
    seguiría pero

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  2. Me alegra Rafael, porque como tú dices los versos se regalan, la emoción es lo que nos recuerda que no somos tan distintos y sobre todo que no estamos solos, en esta suerte de circo.
    Abrazote,

    Nená

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