Algo
tan sencillo como el bucle de una ola.
Lo
que busca el amor con el vapor del día
es
el mismo anhelo que tantea el sexo,
el
acabado mágico
que
sólo puede dar un hechizo
en
horas espigadas,
cuando
la fe ya no es prisionera de credos.
¿Por
qué todo?
¿Por
qué nada?
¿Las
sinrazones necesitan banquetes
en
bufetes separados?
¿Quién
se hace llamar cocinero o sollastre?
No
hay nada más perfecto
que
lo que no se construye,
como
una tarde acabada
al
sol de un hermoso crepúsculo.
Amemos
pues sin prisa,
al
albor de una fecha que sólo piense en querer,
que
el dará ya sobrados juicios
para
avenirse con el cuerpo,
y
ambos,
sabrán
beber de las mismas vasijas
con
idéntico apetito en los labios.
Nená de la Torriente
tu poesía me atrapa
ResponderEliminarno sé por qué
me fascina
y tampoco lo sé
seguiría pero
Me alegra Rafael, porque como tú dices los versos se regalan, la emoción es lo que nos recuerda que no somos tan distintos y sobre todo que no estamos solos, en esta suerte de circo.
ResponderEliminarAbrazote,
Nená