domingo, 9 de septiembre de 2012

-Domingo-


Todas las campanas despiertan 
añorando un aire nuevo, 
pero el bronce araña el cielo 
con su paciente resonancia. 
La nube se extiende como 
un palo largo de escoba, 
para que suban las notas, 
una a una con su eco. 
Es domingo y la chicharra 
adormece a la propia chicharra, 
y la cama parece el elíseo más 
deleitable. 
Suave,  ceñidora, 
cálida,  muda y sin caprichos. 
Haces la cruz,  el ángel, 
la voltereta,  el contrapunto, 
y ella sigue allí, 
se arruga, 
se plancha, 
se arruga, 
se plancha, 
se arruga. 



Nená de la Torriente

2 comentarios:

  1. ¡Me encantan los domingos por la mañana, el saber que te puedes quedar en la cama todo lo que quieras, que no hay prisas, que todo es una fiesta!!!!

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  2. Siii, es el regusto de quedarse quieta, y no saber qué será del día, levantarse a tomar un café y correr a la cama antes de que se hayan enfriado demasiado las sábanas. Ser consciente del abandono y sonreír un poco, aunque sea un poco.
    Besazo de domingo, coeli.

    Nená

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