Vagabundo
de tierra húmeda,
de
sol pálido, de verso triste.
No
es tuyo el verso ni la tierra
pero
te nombras a ti en él
que
ni siquiera lo habitas.
Conozco
tus pies descalzos,
tu
mirada de cerilla,
porque
uso ese mismo no calzado
y
aprendí a mirar lo que no perdura.
Aléjate
de la pena, no la escuches,
cuando
vuelva, di que te has ido,
que
no recuerdas tu nombre,
que
no tuviste nunca apellidos;
que
la vida te ha empujado
hasta
alguna linde imprecisa.
Nená de la
Torriente