domingo, 2 de septiembre de 2012


Parecíamos huérfanos sin hambre, 
un camino de arena y sólo un par de curvas, 
como si el mundo hubiese sido trazado 
por una mano aburrida y lánguida 
cansada de sí misma; 
porque el mundo 
estaba hecho de giros y piruetas, 
malas voces y gestos de villanía 
que no queríamos ver. 
De tanto cerrar los ojos, 
bajar la barbilla y 
hacer del camino 
una anodina línea recta, 
nos convertimos en los ciegos 
que escuchan, 
y fuimos capturando palabras, 
sonidos,  olores,  descuidos inocentes 
por aquellos que sólo querían correr, 
y en su afán perdían lo más bello que poseían. 
Tú te quedaste en un recodo del camino, 
oliendo no sé que perfume delicioso. 
Yo seguí escuchando aquellos abandonos 
que sin que se dieran cuenta 
iban bombeando mi corazón. 
Hoy cuando miro a mi alrededor 
veo los giros y las piruetas, 
las personas enteras con sus faltas, 
sus riquezas,  y entiendo 
que el mejor modo de mirar el mundo 
es valorando sus imperfecciones. 




Nená de la Torriente

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Háblame