-Hipo de celos-
Cuando
una mujer se siente amenazada
lo
primero que hace es el ridículo,
si
es por otra mujer la supuesta amenaza.
Lo
he visto tantas veces que me da apuro,
la
inseguridad es algo desolador.
La
mujer se retuerce, se crece, pone la
mano
sobre la mesa, muestra síntomas
de
poderío, ‘esto es mío y lo domino’,
pero
siempre termina desnuda en un rincón.
Su
desabrigo lo provoca su ceguera
que
nadie tienta lo que ella demanda,
que
entera es la tierra y toda de ella,
antes
de verla hacer el babieca
sin
necesidad.
No
se nace enseñado,
pero
el tiempo, debía haberles dado
-y
dadas fueron dadas-
muchas
pistas ya.
Nená de la Torriente