Cuando
te quedas dormido en la playa
tus
huesos te echan sermones,
como
si fueran unos padres enojados
por
tu actitud negligente.
Tu
pelo te sonríe, se asemeja a una
anémona
marina en constante movimiento.
El
cielo en su calima temprana,
parece
sorprendido, y quiere cubrirte
con
su manto de agua, no vayas a quedarte
desprotegido,
como
si un niño regalase su chupete
a
un león, pensando que es lo que más
le
gustaría.
Pero
a pesar de todo, y de que posiblemente
cuando
te incorpores, RoboCop a tu lado,
sea
sólo una imitación asequible,
abres
los ojos y el mundo se ve
infinitamente
luminoso,
como
si la vida fuese una cinta en blanco
que
comenzase en ese instante a grabarse.
Nená de la Torriente
Es verdad, lo has descrito muy bien. ¡Y esa sensación me encanta!!!
ResponderEliminarSupongo que la sensación deliciosa de empezar de cero jajaja. Porque si te crujen las rodillas y la espalda, como a mí, pensarás en algún momento que eres un cuerpecillo desvencijado y falto de aceite en las junturas.
ResponderEliminarAbrazote,
Nená