jueves, 6 de septiembre de 2012



Cómo cansa recoger patatas. 
Los tobillos se te van en todas direcciones 
como si no conocieran caminos, 
ni rutas, 
ni zapatos. 






Cuando tú discutes conmigo 
es como recoger cien campos de patatas, 
creo que te diste cuenta, 
y ya sonríes, 
que notas como me llevo la mano 
a la espalda,  y me seco la frente, 
y me sube la calorina a ambos lados de la cara, 
como una muñecona al sol de Levante. 
Sé que hay que ser paciente, 
respetar el criterio del otro,  ese parecer 
que ya empieza con un desatino ciclópeo 
y tú tienes que aguardar tu turno. 
Sorda, creo que estoy sorda 
por necesidad perentoria, 
y ahora  ¿quién escucha lo importante? 




Nená de la Torriente

2 comentarios:

  1. Gracias por la lección de capacidad de comprensión que me das en este poema. Con tu permiso lo voy a utilizar en mis clases

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  2. ¿Eim? Mí no comprender, pero mi capacidad está intacta para intentarlo, tantas veces como tú estés dispuesto a explicármelo.
    Un abrazote,

    Nená

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