Es esta hortensia bella
bebida de una tierra con óxido
de clavos,
y la jarra de agua,
y la persiana echada.
Son todas las cosas
en las que no me fijo
y a las que acompaño,
y aquellas que veo y
no se fijan en mí.
En mis manos
un perfecto cosmos
en desorden ordenado,
un caos armonioso
de pequeños espacios vivos
que suspiran gloria
para después languidecer.
No me hagas ver
cuchillos arteros
que se hienden en la carne,
ni avisperos,
ni columnas de humo,
ni tu crueldad, por favor,
tampoco tanta muerte
que veo a deshora
¡Acércame la vida!
Imantemos el color
del universo entero,
para no desaparecer
a cada poco.
Debo esgrimir sin miedo
que de lo sencillo,
como un clavo oxidado
en arriate de hortensias,
suele exhibirse lo más admirable,
como esta hermosa flor azul.
Nená de la Torriente