domingo, 10 de julio de 2016


Creer en la Belleza libera 
cada día una extraña medida 
de alma 
que esta sustancia nuestra 
no vomita hacia el infierno. 
El amor es belleza, 
paz, 
una proporción perfecta 
de simetría y afinación. 
Si así no fuera, 
si lo que llamamos amor 
no timbra en ese canto,
no obtendríamos redención posible, 
volcando lo más puro 
en estólida tortura  
donde sólo vive el desconcierto 
y el desamparo del hombre triste. 
Vivir es enredo y caos 
pero también tregua y acierto. 
El abrazo sostenido de una amiga 
cuando andan tímidas las piernas 
es el mejor semáforo del mundo, 
para continuar 
sin temores 
a respetar las señales 
de uno mismo. 

                                                   Gracias Mª Ángeles.
                                                                      (Geles)



Nená de la Torriente

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