Creer en la Belleza libera
cada día una extraña medida
de alma
que esta sustancia nuestra
no vomita hacia el infierno.
El amor es belleza,
paz,
una proporción perfecta
de simetría y afinación.
Si así no fuera,
si lo que llamamos amor
no timbra en ese canto,
no obtendríamos redención posible,
volcando lo más puro
en estólida tortura
donde sólo vive el desconcierto
y el desamparo del hombre triste.
Vivir es enredo y caos
pero también tregua y acierto.
El abrazo sostenido de una amiga
cuando andan tímidas las piernas
es el mejor semáforo del mundo,
para continuar
sin temores
a respetar las señales
de uno mismo.
(Geles)
Nená de la Torriente
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