con este aliento desadormecido,
sin enemistades íntimas,
sin vacíos llenos.
A este lado del mar
duerme la esperanza
sin optimismo,
la ilusión, sin valimiento.
De tanto desatar los nudos
aprendimos a odiar la propia cuerda.
Trepa conmigo, aquí, ahora,
que la arena borra el camino del ojo,
esconde la idea buida,
ocupa con algas todos los claros.
Salgamos de aquí, ahora,
de estas dunas y sus mil cañas,
de este pandemónium
tan de nuestras lenguas.
Volvamos a nacer, aquí, ahora,
sin tiempo de perseguir ostentaciones,
tú y yo, en brevedad consciente,
débiles inmunes
al pecado de los otros.
Todo lo que haga falta para ser feliz,
aquí y ahora.
aquí y ahora.
Nená de la Torriente