jueves, 29 de diciembre de 2016
Hablo conmigo,
hablo contigo
¡Oh sí, contigo!
Me arrebujo desarmada
en tus renglones.
Tal vez no nos busquemos
en las mismas marismas
ni se crucen nuestro ojos
con indigencia.
Lo sé
no pasas por mi casa,
ni caminas a mi lado
en estos días
de necesario éxodo.
Aún así
voy a quererte
inútil
guardián
de mis cosas, y
a esperar paciente
que algún día
te pronuncies
como lo haría un compañero.
Nená de la Torriente
lunes, 26 de diciembre de 2016
L O V E a L O T
Nos faltaba el aire
que arropa los regalos,
el lazo catastrófico,
la cunda que porta
las miserias
y ese miedo a la felicidad,
a la imprudencia.
Llevábamos un hilo
sin costura,
el lápiz de babas y
su adivinanza borrosa,
la ilusión que nada teme
y la palabra más obscena
e imperfecta.
El beso
¡oh sí el beso!
Con una pasión
desconocida.
Me dijiste me quedo hoy y
mañana
y te creí,
como amarré a mis muslos
tu capricho aniñado
que jamás supo de Adán ni
del pecado de Eva.
Sospecho haberme distraído,
haber reventado la carne
en promesas absurdas,
llamar a la enfermedad
con mi loca transparencia
para dejarla anidar
en todos mis huecos.
No sé si me quisiste
y al cabo importa menos
que haber alcanzado la luna
en el mismo océano,
un improvisado oasis
en vísperas
de ese pasado que nos adelanta.
Quién quiso hablar de amor
a los cincuenta
y no urdió albacaras y fortalezas,
quién no amó una quimera
y su dulce esperanza
de repoblar el bosque más íntimo,
si no fuiste tú te perdono.
Nená de la Torriente
domingo, 4 de diciembre de 2016
sé que has silbado
sobre los pastos de Cabuérniga,
codiciando un mugrón
para soñarte de nuevo.
Me preguntas y no sé a quien escribo
en esta carta interminable
de apilados verbos.
Me detengo y respiro,
giro los ojos hacia todas partes
como una turbina enloquecida
devorando el aire.
Crees saber quien escribe,
cómo huele mi pelo,
el tacto de mi piel ,
mis andares.
Te abandonas a las sombras
que imagino,
ahora que mi pulso sucede
lento como la voz dormida,
campante
como el humano sin recelo.
Llévate de mi
el palio por debajo de las nubes,
la boira que ahoga mis pulmones
despacito,
y quédate con lo que ahora sé y
me complace:
El sol, el árbol, las estrellas,
la luz de todos los ojos.
Acepta el escaque de los días
a saltos insobornables,
siempre entre blancos y negros,
y piensa sin pensar deprisa
cómo concursa la vida
entre abrumados trancos
y levedades.
Nená de la Torriente
domingo, 20 de noviembre de 2016
No hay drama
si el cajón del pan guarda el queso
o si la copa se acabó
y dejó epístolas de amor en el mantel
de un rojo desvaído.
o si la copa se acabó
y dejó epístolas de amor en el mantel
de un rojo desvaído.
Extraordinarias son las cosas pequeñas
que pronunciamos a solas,
sin la luz turbadora
de unos ojos que no nos quieren,
e ignoradas casi siempre.
e ignoradas casi siempre.
Si desear un amanecer
en mitad de la noche,
en mitad de la noche,
una taza sin fondo
de leche con galletas,
la receta del adolescente amado
para siempre,
es soñar con una acacia sin selva
despojada de toda espina
¿qué es lo real?
Si fueran una fantasía
despojada de toda espina
¿qué es lo real?
Si fueran una fantasía
como los Leprechaum
o los Truptty,
compañeros del bendecido,
los centenares de experimentos
en busca de lo inherente
los centenares de experimentos
en busca de lo inherente
a cada uno,
o una suerte de juego
las ajenas fraguas,
siempre asombrosas
las ajenas fraguas,
siempre asombrosas
para el que manuscribe su soledad,
todo interrogatorio sería absurdo.
Pero seguimos aquí,
imbatidos,
haciéndonos preguntas
una y otra vez,
siglo a siglo.
todo interrogatorio sería absurdo.
Pero seguimos aquí,
imbatidos,
haciéndonos preguntas
una y otra vez,
siglo a siglo.
Nená de la Torriente
miércoles, 16 de noviembre de 2016
Se olvidarán las razones
que a vender vida se obcecaron,
como se perderá el río
entre las cajigas de verde mate.
Volverá la mujer
de medias negras,
de boca púrpura,
de sortijas grandes,
a reemplazar a la niña
con su pijamita de estrellas.
Y el libro se cerrará,
como el alma se acoraza
tras la privación del beso,
como la luna canta una sola nota
bajo los auspicios del gozo.
Y se descorchará lo breve
en tibias sábanas,
en el arañazo de la calle vacía,
en el vaso etílico y caliente.
No estarás tú
ni el presente será melancolía,
porque el mundo irá por delante
de todos los sueños manumisos
liberados por poemas,
y todo dejará de importar
como ahora te importa.
Nená de la Torriente
martes, 25 de octubre de 2016
Le temblaban las manitas
y el recorrido de sus ojos
investía a los colores con aromas.
Ya sé que me digo respira
y aprieto los ojos
para recordar qué me hace sonreír.
Sé que el tiempo es nada todavía
y todavía
no es sólo una cuestión de tiempo.
Ya sé cómo viven los versos
dentro de mí,
nunca fuera,
porque apenas me hablas cuando escribo
y es por eso que cada vez suspiro
con más frecuencia.
Su cuerpo un alfiler de sentidos
todos despiertos,
una laguna su boca
de palabras inexactas.
Adivino tu presencia una y mil lunas
alrededor de mis teclas,
tu burlona sonrisa,
los anatemas lanzados sin balanza
y el miedo a verme bonita,
demasiado bonita.
El alma amarrada a un llanto
mitad dolido,
mitad dichoso;
dos sexos en uno
y demasiado amor para sobrevivir.
Nená de la Torriente
sábado, 22 de octubre de 2016
para no escondernos,
para sonreír frente al juicio
y el reproche.
Retozones,
inquilinos de cuevas próximas
y remotas,
almos de credos
con arrugas invisibles.
Como dos ningunos,
pintamos de alegría
los escombros,
bailamos al sol
de medianoche.
bailamos al sol
de medianoche.
Como dos humildes,
vemos ubres llenas
y fiesta
en la insolvencia,
anónimos y bendecidos
a orillas de la risa permanente.
Como dos mordiscos
de mañana en el presente,
de mañana en el presente,
sin alardes,
invencibles.
Como dos cándidos
con lirismo y terneza,
aliviados por el empeño
de ser valientes,
permeables pasajeros.
Somos
lo que nadie ve en nosotros,
la licencia,
la voluntad,
el albedrío.
el albedrío.
Como dos príncipes,
terremoto y calma,
dos lenguas libradas
de cualquier chirlo
y de cualquier dogal.
de cualquier chirlo
y de cualquier dogal.
Nená de la Torriente
viernes, 21 de octubre de 2016
Me lees y creas viento
y nace el viento cuando escribo.
Del cielo los estornudos
que amansan las soledades
imprudentes.
¡Viento para las lágrimas
para las penas, todas!
¡Vendaval que levanta la tierra
desde los pies umbríos,
que libra al callado
de su secreto!
Aire furtivo y manifiesto,
que públicamente se expresa
para seguir huido,
que arruina las lizas de los hombres
con airón de nubes crecidas
e invita a la magia de la sonrisa
para que se burle entera
de toda la maldad del mundo.
Nená de la Torriente
lunes, 10 de octubre de 2016
en tus ojos
terrosos
y me resigno a no
ser jazmín
cuando me miras.
No me engulle
el yo
en este aroma de nieve,
tampoco el tú bondadoso
o inicuo.
Detrás del mundo hay un mundo
que habla
tenue,
que se mueve en
pausa,
que
parpadea.
los caminos se
enrejan ahí afuera,
se difuminan en
aleteos
vertiginosos.
Desde el
capricho de este no estar
entre tu esfera
y la mía,
de fluctuar en ínfimos,
llega la paz y
la conciencia,
la indeclinable humildad,
el instante
preciso
para el recogimiento.
Nená de la Torriente
miércoles, 5 de octubre de 2016
Quiero...
en la piel tierna,
en la arena indómita
y en el bosque fecundo.
Quiero recuerdos,
como el río
que deja fugaces orillas
y tiene memoria,
que le coletean peces
y paisajes únicos.
Quiero que me hables
con esa dialéctica
del que ama mucho,
del que todo lo quiere,
y que atiendas a verbos
con demasiado peso.
Quiero ser el día de
renovar intenciones
y no ser visita
con caja de hojaldres.
Quiero que me mires
con ojos de leña
y que me toquen tus dedos
como nata en la leche.
Que me distraiga tu mundo
de lo inútil de todo
y que me enarboles entera
como a leves enaguas.
Quiero que no me ganes
para martirizarme luego,
que no me olvides
para que te anhele.
Quiero que me lleves a tus labios
sin pecado de soberbia,
que seas mi sencillez
y mi constancia,
mi segundo de paz
para siempre.
Nená de la Torriente
domingo, 2 de octubre de 2016
Ya no tengo prisa,
los jardines han echado sus candados
y al aire le sobra sombra.
Vendimio de poco en nada
los otoños de sol en los bancos
con sus disparos delgados,
y bebo sólo agua
que a la razón no le gusta que me amohíne.
No espero inquilinos a dilatar mis ansias
ni peces de colores en los labios.
Dejo que el arroyo manso siga librando
lo que no libran mis manos,
y me abandono en su orilla.
Ya no tengo prisa,
en las noches duermo a ratos de guillotina
y me despierto como ayer,
con arrugas en los párpados,
muerdo la punta del día para que me cabalgue
y sigo sonriendo,
como si me hubiese devorado el sol.
Nená de la Torriente
domingo, 25 de septiembre de 2016
Poca es tu boca
cenicienta en todos los bailes,
tu caricia sin roce,
tu mirada volandera.
Poca esta porción de cielo
llena de ángulos,
el peso de tu paso en mi escalera,
tus virtudes estudiadas.
Poca es tu sonrisa
caprichosa y badulaque,
tus maneras,
la consciencia que te tilda.
Difícil es que te crea,
que te alimente,
que te aplauda,
pero no imposible que te sienta
o que te quiera.
Si fuéramos dos a perdernos,
si de verdad lo fuéramos,
y este mundo un sitial
de miles de solemnes,
la vida nos enseñaría a protegernos,
a observarnos desde lejos
como lápices mordidos;
Porque tú has llegado a mi espacio
para quedarte,
como una sin promesa de cientos
o una estrella mortecina,
como un ser humano fugaz
para mi inagotable querencia.
Nená de la Torriente
Puedes volver a peinar margaritas
o a erizar la piel de las montañas
con tu mano de párvulo,
atrabancar una vez más el mundo
desarmando reinos personales,
sólo con una palabra.
Y qué de tu cabeza imprudente
cuando la luz la alcance,
cuando todo te habite distinto a los recuerdos.
Y qué si baja la luna y no la esperas
o se impacienta sobre ti la voz del mesurado.
No me llores más.
Detén el ardid de lo mohíno,
los hierros de la ternura
atados inevitablemente a lo frívolo,
el cariño agónico y huero,
las lamentables mañanas y
sus penas de vidrio.
Súbete a las palabras magas,
a los ritmos locos del corazón estrella,
a la armonía simple.
Pero si vas a sacrificarlo todo
aléjate de mis ojos,
de estos dedos,
de mi cintura,
de esa verdad a medias
que utilizas para negarte,
y no
me llores
más.
Nená de la Torriente
sábado, 17 de septiembre de 2016
CONTUSOS
No me odies
Detrás de todo siempre solos
Una gota en la pared sin recorrido
El desgaste de los años
y de las verdades
Los primeros sueños
La primera vez
El tiempo colándose
en los pantalones viejos
No me odies
No me odies
La cercanía arrumbada
Tres monedas por un beso
Quizá usted, tal vez mañana
El latido interruptus
Hoy no es ahora es lo que estaba
Para mañana la misma voz
de niño
de niño
Malherido el gesto
No me odies
No me odies
Muda la esperanza
Ser del montón reconforta
No quedan amigos
Nada en la ventana
El paisaje siempre es el mismo
Crece el íntimo palenque
Tú y yo monopolistas
La vida golpeándonos los ojos
No me odies
Tras la vida siempre solos
Nená de la Torriente
lunes, 5 de septiembre de 2016
Ya te tiendes confiado en mi disparate
y manejas las hojas de los libros
como si fueran agujas,
confundes esta sonrisa tierna y
mi cortesía
con la estupidez y la flaqueza.
Si pudiera llevarte el canto de la alondra
sobrevolando la montaña caliza
sin abarrajar tu línea de certezas
(ni tu alto sentido de la música),
ambos nos pensaríamos
como dos flautas dulces
buscándose en la escuela.
Cómo convencerte,
acertarte,
referirte,
que hay delante un infinito
lleno de estrellas
y que su luz oculta otras detrás,
que sentarte a respirar en un ajedrezado
aturde los sentidos
y los juicios más exactos.
Cómo acercarme a tu perspicacia,
a tu irreflexión, y
sacudirlos junto a los bienes del mundo
ocultos a tus ojos de soldado,
extraviarte la mirada hacia otra ocasión
que no sea este tiempo en que te engañas.
Debería haberte enseñado
hace mucho,
mucho tiempo,
mucho tiempo,
el esplendor y la magia
de lo que ahora te resulta insignificante.
Nená de la Torriente
jueves, 1 de septiembre de 2016
Esta nebulosa se mide en centímetros
vive en un imposible
es aire que se arraiga
es niebla desaguada
En el letargo de las lenguas
los ojos
van por delante timbrando puertas
Caen las letras del teclado
como lágrimas borrosas
hartas de ver sólo espaldas
en su camino a la redención
¿Y tú dónde te quedas?
Te veo ahí ambulante quieto
ducha fría que quema
intemperie recóndita de tejas rojas
Un sublime nada tangible
para mis manos leves de cornisa
y es que tú eres más imposible
que mi nebulosa
y que todos los verbos que giran
sobre
sí
mismos
cuando es una lengua de niño
quien los entona
¿Desde qué parte de ti me llegas?
Nená de la Torriente
lunes, 29 de agosto de 2016
una vidriera de colores,
miles de tonalidades:
Cálidas,
inquietantes,
seductoras,
melancólicas,
aterradoras.
Te atrapan e instan
a buscar la luz tras los colores
o logran que los rechaces
y desees romper el cristal
en tantos pedazos
como matices lleva.
Para vivir, un cristal,
un recorte de verdad a medias
por donde mirarte
y mirarlo todo.
Alterar el reflejo
una a una
otra a otra,
por donde ver el mundo
con mirada tierna,
divertida,
mustia,
pavorosamente triste,
enloquecidamente alegre,
asustada,
enamorada,
horrorizada,
viva,
o con los ojos finados
de aquel que ya no sabe mirar.
Para vivir ,
el alma,
el alma,
una vidriera de colores.
Nená de la Torriente
domingo, 28 de agosto de 2016
DES EQUILIBRIO
Tanto tiempo.
Tantas veces.
El sonido del corazón
tiene un lenguaje menos mecánico
que muchas palabras.
¿Debería llamarlo ruido
y no seguir escribiendo?
Las emociones no se disfrazan
aquí dentro,
ni se construyen en frases
ni cambian de color
como las costumbres
de los propios lutos.
¿A qué llamar poesía?
¿A qué clase de belleza
diferente,
a algo que nos haga latir
distintos
y ser un todo común
en un instante?
Siento amor,
generosidad,
ternura.
¿Qué clase de herramientas
he de emplear para que todo esto
no se pierda
o no se venza en sufrimiento?
¿Tan difícil es ser un humano
sin volverse egoísta,
frío,
rama de cualquier árbol
de ésta o aquella arboleda?
Me venden el equilibrio tan barato
que me asusta,
tan sencillo
en mundos fieros y complejos
que ojalá fuéramos tréboles
en prados verdes
esperando sólo la amanecida,
para dar de comer
a los caracoles.
a los caracoles.
Nená de la Torriente
viernes, 26 de agosto de 2016
Cuento los minutos.
No vuelan,
caminan encima de mis piernas
con sus zapatitos de tacón.
No quiero ser paloma,
la paz no está en las aves,
ni en aquellos que aman
sólo
a
los
animales,
a menudo maltratan a los hombres.
Tampoco está la paz en aquellas
que defienden su sexo
como refugio y fortaleza.
Suelen destronar
la ley natural
en pos de una guerra absurda:
Nunca se corrige un error
con otro.
Ni en el exceso de la idea
nace la verdad absoluta,
sí la necedad.
No quiero ser bandera,
que mi cuerpo me pertenezca a mí
no al pedazo de greda
donde vayan a dormir mis huesos.
Las telas se rasgan por dineros
y por un trozo de paño se mata.
Cuento los sonidos de la noche.
No me hablan,
susurran soledades idénticamente mudas.
Lamentable es ser origen y causa
de tanto despropósito,
y al tiempo
ser una creación tan maravillosa.
Nená de la Torriente
sábado, 13 de agosto de 2016
LIMANDO ESTRELLAS
Intento no desastrarme tanto
y pensar que los sueños
no tienen puntas con filo
sino filos de broma,
que puedo acercarme a ellos
y balancearme
hasta descolgar las estrellas
que desde allí lucen
como la Navidad de los niños.
Intento no devolver la cuchara
de este plato con azúcares
y endulzantes falsos,
añadir algo de mí misma
para que no quede sólo el hambre
como la voz y el apellido más alto
en mi singlar por este mundo.
Intento que me crean tal y como soy
y como cambio,
pasión sin propósito de obtener,
alcanzar, raptar o llevarme de otro
cualquier cosa,
ser libre y más allá de eso
puro sentimiento,
capaz de abrazar el aire
sin pedirle un anillo ni un penique.
Intento olvidar lo que encuentro
cada día,
de esquina a esquina,
inoportunamente,
miedos mayores que los míos,
una mudanza de almas más iracunda
que la propia imagen de la muerte,
porque para vivir así nada vale la pena.
Intento evitar y esquivar la mentira
que se me ofrece porque no es mía,
por más que jueguen a compartirla
como un juguete que no pasa de moda
al que hay que llevarse a casa.
Intento no ahogarme en esa última lágrima,
porque siempre me digo que será
la última,
y levanto la barbilla como un sapo
que quiere croar saltando de la charca
y no logra más que hipar con un suspiro.
Intento no renunciar a las filas
sabiendo salir de ellas,
estar entre todos siendo su yo
y mi yo mismo,
un doble perfecto que acepte ser
lo que desea sin crear distancia
y desamparo.
Nená de la Torriente
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