domingo, 25 de septiembre de 2016


No me llores más. 

Puedes volver a peinar margaritas 
o a erizar la piel de las montañas 
con tu mano de párvulo, 
atrabancar una vez más el mundo 
desarmando reinos personales, 
sólo con una palabra. 

Y qué de tu cabeza imprudente 
cuando la luz la alcance, 
cuando todo te habite distinto a los recuerdos. 
Y qué si baja la luna y no la esperas 
o se impacienta sobre ti la voz del mesurado. 

No me llores más. 

Detén el ardid de lo mohíno, 
los hierros de la ternura 
atados inevitablemente a lo frívolo, 
el cariño agónico y huero, 
las lamentables mañanas y 
sus penas de vidrio. 

Súbete a las palabras magas, 
a los ritmos locos del corazón estrella, 
a la armonía simple. 

Pero si vas a sacrificarlo todo 
aléjate de mis ojos, 
de estos dedos, 
de mi cintura, 
de esa verdad a medias 
que utilizas para negarte, 
y no 
me llores 
más. 


Nená de la Torriente

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