en tus ojos
terrosos
y me resigno a no
ser jazmín
cuando me miras.
No me engulle
el yo
en este aroma de nieve,
tampoco el tú bondadoso
o inicuo.
Detrás del mundo hay un mundo
que habla
tenue,
que se mueve en
pausa,
que
parpadea.
los caminos se
enrejan ahí afuera,
se difuminan en
aleteos
vertiginosos.
Desde el
capricho de este no estar
entre tu esfera
y la mía,
de fluctuar en ínfimos,
llega la paz y
la conciencia,
la indeclinable humildad,
el instante
preciso
para el recogimiento.
Nená de la Torriente
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Háblame