viernes, 21 de octubre de 2016


Me lees y creas viento 
y nace el viento cuando escribo. 

Del cielo los estornudos 
que amansan las soledades 
imprudentes. 

¡Viento para las lágrimas 
para las penas, todas! 

¡Vendaval que levanta la tierra 
desde los pies umbríos, 
que libra al callado 
de su secreto! 

Aire furtivo y manifiesto, 
que públicamente se expresa 
para seguir huido,

que arruina las lizas de los hombres 
con airón de nubes crecidas 
e invita a la magia de la sonrisa 
para que se burle entera 

de toda la maldad del mundo.





Nená de la Torriente

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