sábado, 13 de agosto de 2016

LIMANDO ESTRELLAS 


Intento no desastrarme tanto 
y pensar que los sueños 
no tienen puntas con filo 
sino filos de broma, 
que puedo acercarme a ellos 
y balancearme 
hasta descolgar las estrellas 
que desde allí lucen  
como la Navidad de los niños. 
Intento no devolver la cuchara 
de este plato con azúcares 
y endulzantes falsos, 
añadir algo de mí misma 
para que no quede sólo el hambre 
como la voz y el apellido más alto 
en mi singlar por este mundo. 
Intento que me crean tal y como soy 
y como cambio, 
pasión sin propósito de obtener, 
alcanzar, raptar o llevarme de otro 
cualquier cosa, 
ser libre y más allá de eso 
puro sentimiento, 
capaz de abrazar el aire 
sin pedirle un anillo ni un penique. 
Intento olvidar lo que encuentro 
cada día, 
de esquina a esquina, 
inoportunamente, 
miedos mayores que los míos, 
una mudanza de almas más iracunda 
que la propia imagen de la muerte, 
porque para vivir así nada vale la pena. 
Intento evitar y esquivar la mentira 
que se me ofrece porque no es mía, 
por más que jueguen a compartirla 
como un juguete que no pasa de moda 
al que hay que llevarse a casa. 
Intento no ahogarme en esa última lágrima, 
porque siempre me digo que será 
la última, 
y levanto la barbilla como un sapo 
que quiere croar saltando de la charca 
y no logra más que hipar con un suspiro. 
Intento no renunciar a las filas 
sabiendo salir de ellas, 
estar entre todos siendo su yo 
y mi yo mismo, 
un doble perfecto que acepte ser 
lo que desea sin crear distancia 
y desamparo. 


Nená de la Torriente

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