LIMANDO ESTRELLAS
Intento no desastrarme tanto
y pensar que los sueños
no tienen puntas con filo
sino filos de broma,
que puedo acercarme a ellos
y balancearme
hasta descolgar las estrellas
que desde allí lucen
como la Navidad de los niños.
Intento no devolver la cuchara
de este plato con azúcares
y endulzantes falsos,
añadir algo de mí misma
para que no quede sólo el hambre
como la voz y el apellido más alto
en mi singlar por este mundo.
Intento que me crean tal y como soy
y como cambio,
pasión sin propósito de obtener,
alcanzar, raptar o llevarme de otro
cualquier cosa,
ser libre y más allá de eso
puro sentimiento,
capaz de abrazar el aire
sin pedirle un anillo ni un penique.
Intento olvidar lo que encuentro
cada día,
de esquina a esquina,
inoportunamente,
miedos mayores que los míos,
una mudanza de almas más iracunda
que la propia imagen de la muerte,
porque para vivir así nada vale la pena.
Intento evitar y esquivar la mentira
que se me ofrece porque no es mía,
por más que jueguen a compartirla
como un juguete que no pasa de moda
al que hay que llevarse a casa.
Intento no ahogarme en esa última lágrima,
porque siempre me digo que será
la última,
y levanto la barbilla como un sapo
que quiere croar saltando de la charca
y no logra más que hipar con un suspiro.
Intento no renunciar a las filas
sabiendo salir de ellas,
estar entre todos siendo su yo
y mi yo mismo,
un doble perfecto que acepte ser
lo que desea sin crear distancia
y desamparo.
Nená de la Torriente
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