domingo, 17 de julio de 2016


A tiempo pasado 
las cosas pasan con nosotros 
íntimamente abrochadas, 
con remiendos leves. 
Los momentos, muchos, 
pequeñas siluetas 
a menudo inadvertidas 
detrás del ojo, 
si es que perdemos 
sin querer sus infinitos. 
Si no fuera Una, sólo una 
a navegar en este bote, 
tal vez la vida generosa 
me dejase ver en este verde 
los miles de azules que intuyo, 
y los malvas, 
los amarillos, 
tonos mates y brillantes 
aún desconocidos; 
la alegría de otros instantes, 
también muchos, 
que poder descubrir con otro. 
En el fondo 
te hablo a todas horas 
pero tú no me escuchas, 
estoy varada en un mar de peces 
que parecen ruidosos pájaros 
y te escribo, 
te pienso, 
te imagino 
un Uno junto a mí 
amantísimo siempre, 
como la lluvia dable entero, 
enemigo de la reserva 
y del egoísmo, 
no del misterio. 
Pero ya sé, 
me temo que no eres posible, 
eso me andan diciendo. 
Y hay muchos azules en ese verde 
que no puedo ver sin ti, 
y malvas, 
y amarillos, 
y tonos mates y brillantes 
que aún no conozco. 


Nená de la Torriente

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