miércoles, 26 de septiembre de 2012


Hay maneras,  deslizar el pie 
por el charco como una lengua 
que lame,  o saltarlo a la pata coja 
como un colegial casi prudente, 
o aquel que pisa el mismo centro 
esperando sentir sus gotas. 


Hay maneras,  rozar el labio 
a pachas esperando el latido preciso, 
besar el labio sin más, 
con la sensatez del amigo, 
y besar el labio esperando 
que te dinamite el goce por dentro. 
Hay maneras,  chocar la mano con blandura 
como quien no sabe ni te espera, 
o con el final justo de los dedos, 
temeroso de tu presencia, 
y el que de pulgar a pulgar hunde su palma 
con fuerza,  seguro de su saludo. 

Siempre hay maneras. 



Nená de la Torriente