domingo, 23 de septiembre de 2012



Tiembla la piel, 
tiembla el lunar en el pecho, 
las yemas de los dedos 
se resisten a estarse quietos, 
como el párpado juguetón ahora inquieto. 
De donde vienes, tu propio vientre, 
los granos de la costumbre 
se han enquistado en soldados fieros. 
La opinión ya no es libre, 
está edificada 
¡Horror! 
Dentro de un molde tu mente 
se ha acomodado sin que te dieras cuenta. 
Cucharita a cucharita 
tienes que liberarla 
y empezar de cero. 
Cero. 
Cero. 
Cero. 
No me queda tanto tiempo. 



Nená  de la Torriente